martes, 15 de enero de 2013


"Superficiales" Nicholas Carr

¿Aprendiendo o desaprendiendo?

Los libros, las revistas, documentos, párrafos, frases, signos de puntuación, ortografía, la lectura, la escritura… Todas, formas de comunicar y transmitir que por siglos han hecho del hombre un ser culto, un ser pensante, lleno de conocimiento y con sed de aprendizaje. Estas herramientas como las conocemos, hicieron del hombre a través de la historia un ser desarrollado y posibilitaron sus constantes cambios, en el que máquinas como la imprenta, las primeras máquinas de escribir, el telegrama, el teléfono, el televisor entro otros; fueron y siguen siendo la prueba más fidedigna de su permanente evolución.

En esta nueva era, la tecnológica, nos encontramos con un gigante de mil cabezas: La Internet. La herramienta más utilizada actualmente, el medio de comunicación e información preferido y la que nos presenta un acceso inmediato a una información supremamente rica, un sinfín de ventajas justo al alcance de nuestras manos, Jamás había el hombre, estado en un contacto tan profundo y casi dependiente con la tecnología como lo hace ahora. Amplios contenidos, accesibilidad, conexión, comunicación, sociabilidad, rapidez, facilidad y entre muchas otras, son sólo algunas de las características por las cuáles es fácil entender porqué el ser humano se ha “enamorado” de la Internet. Hacemos uso constante de ella en nuestros hogares, trabajos, universidades, colegios, viajes, y cada vez más nos sentimos increíblemente afortunados de pertenecer a una era como ésta, en la que todo está al alcance de nuestras manos, al alcance de un clic, de un “abrir vínculo”, de un “auto resumen”, de programas que encuentran en menos de un minuto la cita exacta del libro que necesitabas, de salvarnos de leer por horas esos largos textos para la universidad, y con una simple “palabra clave” descubrir por lo menos 5 resúmenes diferentes. Afortunados de decir que La Internet es una prolongación del ser humano… ¿O no? O estamos tan sumergidos en ésta herramienta y nos absorbe tanto que.. ¿ nos estamos convirtiendo nosotros en una prolongación de la Internet?

Está el ser humano tan inmerso en ésta herramienta, que no ha logrado llegar a comprender el poder transformador de las nuevas tecnologías de la comunicación en el pensamiento. El cambio radical que estamos viviendo de las eras anteriores a ésta, un cambio que no sólo implica un avance evidente en el desarrollo humano, sino también una completa amenaza a las formas de pensamiento clásicas, “la disolución de la mente lineal”, pues nos encontramos ante una tecnología capaz de proporcionar la materia de pensamiento, pero también de moldear el proceso de pensamiento. Es así como menciona el autor en el texto ¿Qué está haciendo el Internet con muestras mentes?, al referirse a que “El hombre tiene un conjunto de capacidades influenciadas principalmente por la tecnología: las capacidades físicas, sensitivas, las que nos permiten transformar la naturaleza y las tecnologías intelectuales. Estas últimas son las que amplían todo lo que podemos hacer con nuestra mente, tienen la función de no sólo hacernos la vida “más fácil”, sino que a la vez cambian nuestra sinapsis y todo lo que esto involucra: el conocimiento, y como nuestra mente cambia su abstracción gracias a la tecnología, nuestra capacidad de conocimiento también cambia”. El cerebro humano puede modificar cada red y cada función neuronal adquiriendo o creando nuevos hábitos, y modificando o eliminado los viejos.

Es así entonces, como cada en era se va avanzando en el desarrollo tecnológico pero se retrocede en la alimentación del pensamiento y adquisición de conocimiento, puesto que ese desarrollo influye en como encontramos, almacenamos e interpretamos la información, en como recordamos y olvidamos, ha conformado la estructura física y el funcionamiento de la mente humana. “Su uso ha fortalecido algunos circuitos neuronales y debilitado otros, ha reforzado ciertos rasgos mentales, dejando que otros se desvanezcan”. Cuando nuestras generaciones pasadas se centraban en la escritura, en la lectura y en el lenguaje, adquirían una serie de capacidades cognitivas que les permitía desarrollar gran parte del cerebro y mantener en constante actividad las neuronas, tenían disciplinados sus cerebros, lo que los volvía más contemplativos, reflexivos e imaginativos, pero hoy, el mundo de las pantallas es muy diferente al mundo de las páginas: Los caminos de nuestro cerebro vuelven a rediseñarse.
El hombre dedica cada vez menos tiempo a leer publicaciones impresas, periódicos o revistas, incluso libros, al contrario pasa cerca de ocho horas y media al día dedicados a un dispositivo electrónico que logra hipnotizarlo con sus sonidos e imágenes en movimiento, logrando entonces la nueva tecnología regir y guiar el comportamiento de las personas y conformar sus percepciones.“Por eso el futuro del conocimiento y la cultura ya no se encuentra en los libros ni en los periódicos, ni en los programas de televisión, ni en los de radio, ni en los discos o CD. Se encuentran en archivos digitales difundidos por nuestro medio universal a la velocidad de la luz”. El problema yace entonces, en que cuando el ser humano hace uso de un entorno tecnológico para leer, se fomenta una lectura somera, un pensamiento apresurado y distraído, un pensamiento superficial, debilitando así aquellas neuronas que velan por el pensamiento lineal, las que se utilizan en las narraciones extensas o en los argumentos elaborados.

¿Qué clase de aprendizaje estamos brindando a nuestro cerebro? ¿ es éste el pensamiento que queremos conservar, utilizar? ¿Cuántos libros hemos leído en el último año? No tenemos tiempo ¿verdad?, pero ¿cuánto tiempo le hemos dedicado al ordenador, celular, televisor.. éste último año?

Todas éstas preguntas son las que el hombre debe hacerse en algún momento, cuándo en verdad quiera darse cuenta de que tan benéfico ha sido atribuir sus funciones cognitivas a la tecnología, cuando haya decidido aceptar la invitación que unos pocos aún tienen al mundo de la lectura, de las tardes lluviosas hipnotizados por un buen libro, del árbol que nos brinda esa sombra perfecta para terminar el artículo de la revista que tanto nos gusta, de esas tertulias con amigos acompañados de un buen café. Cuando hayamos decidido que el mundo no nos pasará por el delante con su evolución, sino que iremos de la mano de ella, retroalimentándonos. Aún estamos a tiempo de retomar el libro que dejamos a medias, de “engordar” ese pensamiento profundo y reflexivo, de pensar libremente y dejar de lado la superficialidad. Los libros no muerden.

realizado por:
Estefania Álzate
Daniela Arbeláez
Brayan Hernández

3 comentarios:

  1. Buenas noches. Considero que hacen una muy buena interpretación del libro, lo abordan de una manera precisa.los felicito .no tengo más para decir.

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  3. Hola compañero.
    Me parece muy buena la redacción del contenido que nos quieren ofrecer, es decir, el hilo conductor que une las ideas de principio a fin está bien mantenido, me parece muy concreto y coherente el trabajo, lo importante es que deja al lector con todo claro, pero le deja también algo en qué pensar.
    Me pareció agradable que hayan planteados ciertas preguntas que nos llevar a reflexionar sobre lo que el texto nos quiere dar a entender.

    Gracias.

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